El fenómeno de las noticias falsas que han inundado la red en los últimos meses y han generado enorme polémica en los medios de comunicación y los usuarios, está pasando factura a las redes sociales que, incapaces de hacer frente a esta lacra, son objeto de la desconfianza del público.

Y es que, aunque las falsas informaciones no son algo nuevo en la red de redes, sí lo es este fenómeno que se ha convertido en verdadero motivo de preocupación social.

Las redes por su parte, hacen esfuerzos por identificar y poner coto a la difusión de este tipo de noticias.

Snapchat por ejemplo, ha actualizado sus estándares para luchar contra el clickbait mientras que Facebook ya ha comenzado a eliminar ciertas webs de su lista de búsquedas.

La cada vez mayor introducción de algoritmos en el funcionamiento de estas plataformas ha dado lugar no solo a la libre circulación de “hechos alternativos” que pasan por información veraz sino que también ha dado lugar a otras polémicas como la inserción de publicidad en webs muy criticadas como Breitbart.

Los anunciantes ya han dejado clara su posición reclamando la responsabilidad de las redes digitales en lo que a targeting respecta al demandar la retirada su publicidad de la web de noticias.

De la misma manera, la presencia de las noticias falsas está minando la credibilidad de las principales plataformas y provocando turbulencias en el mercado publicitario.

Ante este panorama, a pesar de que muchos vieron beneficios en la automatización del marketing, parece que las plataformas sociales deberán apostar por una vuelta a los orígenes a la hora de establecer estándares editoriales de los contenidos que circulan en sus territorios.

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